l Papa Francisco dejó a México esta importante lección

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Nos dice el  Cardenal Norberto Rivera.

Oración y acción: Esa es la clave que el Papa Francisco ha enseñado con sus palabras y obras en su reciente viaje a México –realizado del 12 al 17 de febrero– con la cual los fieles pueden ser verdaderos discípulos de Cristo.

Así lo indicó en la Misa dominical el Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera, según señala el SIAME. El Purpurado afirmó que “en la reciente visita que el Papa Francisco nos ha hecho, con palabras y con hechos simbólicos nos ha enseñado que no podemos ser verdaderos discípulos de Cristo si no oramos como Cristo nos enseñó”.

“También nos insistió, para que nuestra fe sea viva, debe traducirse en compromisos concretos con el Señor que nos ha llamado, solo así será una fe como la de Abraham nuestro padre”, dijo el Cardenal.

El Papa llegó a México, prosiguió, “como peregrino para descubrirnos a todos que somos peregrinos en camino hacia la Patria definitiva hacia el Santuario donde Dios mora. Un peregrino necesitado continuamente de la misericordia del Señor”.

En el Evangelio, dijo el Purpurado mexicano, se narra el pasaje de la Transfiguración del Señor en el que “Jesús no subió al monte para ser transfigurado; la Transfiguración, en cierto sentido, sólo fue un efecto de su oración, querido por el Padre”.

“Mientras oraba, Jesús se fue transfigurando. Esto es un reclamo fuerte para todos nosotros. No hay revelación de Dios, no hay encuentro verdadero con Jesucristo vivo, si no hay oración, y oración como la que Jesús nos ha mostrado, la oración hecha con calma, en un tiempo y en un lugar aparte, en silencio y hecha con insistencia y con frecuencia”.

Junto al ayuno espiritual, a la escucha de la Palabra de Dios, dijo el Arzobispo Primado de México, “la oración es el tercer ejercicio esencial para una fructuosa Cuaresma”.

“Hoy hemos escuchado al Hijo amado del Padre, hoy lo hemos contemplado transfigurado revelándonos su divinidad y profetizándonos su resurrección, hoy hemos contemplado la fidelidad de Dios y la respuesta de fe de Abraham, hoy se nos ha anunciado lo que seremos, ciudadanos del cielo, transformados a semejanza de Cristo”.

Para que esto sea una realidad, exhortó, “participemos de la transfiguración eucarística de Jesús, y comamos su cuerpo y bebamos su sangre para transformarnos en él”.

“Miremos a Cristo transfigurado en los hombres, sobre todo en los más pobres y excluidos y ayudémosle en sus necesidades”.

“Contemplemos a Jesús en los maestros de la Iglesia, y escuchemos su magisterio, seguros de que ‘el que a ustedes escucha a mí me escucha y el que a mí me escucha, escucha al Padre que me ha enviado’”.

Para concluir, destacó el Cardenal Rivera, “miremos al Cristo transfigurado en la gloria del Tabor y preparémonos para “mirar al que traspasaron”, colgado del madero”.

Fuente: AciPrensa

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