Lunes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario
Evangelio según San Mateo 13,31-35.
“El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.
En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas”.
Después les dijo esta otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa”.
Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.
“Hasta que toda la pasta fermente”
Vayamos al sentido profundo de esta parábola. La mujer que ha cogido la levadura, es la Iglesia; la levadura, es la revelación de la doctrina celestial, las tres medidas en las cuales esconde la levadura son la Ley, los Profetas y los Evangelios, en los que el sentido divino está dentro y se esconde bajo términos simbólicos, a fin de ser captado por el fiel y escape al infiel. En cuanto a las palabras “hasta que toda la pasta fermente” se refieren a lo que dice el apóstol Pablo: “inmaduro es nuestro saber e inmaduro nuestro predicar, pero cuando venga la madurez, lo inmaduro se acabará” (1C 13,9). Ahora el conocimiento de Dios está dentro de la pasta: se extiende sobre los sentidos, hincha los corazones, aumenta las inteligencias y, como toda enseñanza, los ensancha, los levanta y los desarrolla hasta tener las dimensiones de la sabiduría celestial. Ya pronto todo fermentará. ¿Cuándo? En la venida de Cristo.
San Pedro Crisólogo (c. 406-450)
obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia