Evangelio Hoy

Miércoles de la decimoquinta semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Mateo 11,25-27. 

Jesús dijo: 
“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. 
Sí, Padre, porque así lo has querido. 
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.”

Reflexionemos

San Vicente de Paúl (1581-1660), presbítero, fundador de la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad
Conversaciones espirituales, conferencia del 21/03/1659

« Lo que Tú has escondido a los sabios y entendidos, lo has revelado a los más sencillos»

¡Es tan agradable a Dios la simplicidad! Sabéis que la Escritura dice que su delicia es conversar con los humildes, los sencillos de corazón, que van de buena y simple manera: «Ha hecho a los hombres rectos sus familiares» (Pr 3,32). ¿Queréis encontrar a Dios? Él habla con los sencillos. ¡Oh, Salvador mío! ¡Oh hermanos míos que sentís el deseo de ser sencillos, que dicha! ¡qué dicha! Ánimo, puesto que tenéis en vosotros esta promesa: que el deseo de Dios es estar con los hombres sencillos.

Otra cosa que nos recomienda maravillosamente la sencillez, son estas palabras del Señor: «Te bendigo, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios e inteligentes y las has revelado a los sencillos». Reconozco, Padre, y os lo agradezco, que la doctrina que he aprendido de vuestra divina Majestad y que doy a conocer a los hombres, sólo la conocen los sencillos, y permitís que no la oigan los prudentes según el mundo; les habéis escondido, si no las palabras, sí al menos el espíritu.

¡Oh Salvador y Dios mío! Esto nos debe asustar. Nosotros corremos tras la ciencia como si toda nuestra dicha dependiera de ella. ¡Desdichados de nosotros si no la tenemos! Es preciso tenerla, pero con mesura; es preciso estudiar, pero sobriamente. Otros simulan entender en negocios, pasar por gente que conoce los negocios de fuera. Es a estos tales que Dios quita la penetración de las verdades cristianas: a los sabios y entendidos del mundo. Pues ¿a quién la da? Al pueblo sencillo, a la buena gente… Señores, la verdadera religión se encuentra entre los pobres. Dios los enriquece con una fe viva; creen, tocan, saborean las palabras de vida… Por lo ordinario conservan la paz en medio de las penas y tribulaciones. ¿Cuál es la causa de esto? La fe. ¿Por qué? Porque son sencillos Dios hace que en ellos abunden las gracias que rechaza dar a los ricos y sabios según el mundo.

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