Santoral

23 de Agosto

Santa Rosa de Lima, virgen

Santa Rosa, virgen, que, insigne desde muy niña por su austera sobriedad de vida, en Lima, en el Perú, vistió el hábito de las Hermanas de la Tercera Orden de Santo Domingo. Entregada a la penitencia y a la oración, y ardiente de celo por la salvación de los pecadores y de la población indígena, aspiraba a dar la vida por ellos, sometiéndose de buena gana a toda clase de sufrimientos para ganarlos para Cristo. Su muerte tuvo lugar el día veinticuatro de agosto. (1617)
patronazgo: patrona de América del Sur, de Perú, Filipinas, y Lima, de los jardineros y floristas; auxilio en las disputas familiares; para pedir un buen parto, protectora contra las lesiones y el sarpullido.

 

tradiciones, refranes, devociones: El día 30 de agosto (antigua fiesta litúrgica, que aun se celebra en Perú) se asocia con una tormenta a la que se llama precisamente «tormenta de santa Rosa».
Refrán: San Marcos llena los charcos, Santa Rosa los rebosa y Santa Lucía los vacía.

Santa Rosa de Lima, Año 1617 .

El Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: “Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones”. Lo cual es mucho decir.

Nacida en Lima, Perú, en 1586 (año de la aparición de la Virgen en Chiquinquirá, [ 9 julio] ) fue la primera mujer americana declarada santa por la Iglesia Católica.   En el bautizo le pusieron el nombre de Isabel, pero luego la mamá al ver que al paso de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso como una rosa, empezó a llamarla con el nombre de Rosa.

Y el Sr. Arzobispo al darle la confirmación le puso definitivamente ese nombre, con el cual es conocida ahora en todo el mundo.   Desde pequeñita Rosa tuvo una gran inclinación a la oración y a la meditación. Un día rezando ante una imagen de la Virgen María le pareció que el niño Jesús le decía: “Rosa conságrame a mí todo tu amor”.

Y en adelante se propuso no vivir sino para amar a Jesucristo. Y al ir a su hermano decir que si muchos hombres se enamoraban perdidamente era por la atracción de una larga cabellera ó de una piel muy hermosa, se cortó el cabello y se propuso llevar el rostro cubierto con un velo, para no ser motivo de tentaciones para nadie. Quería dedicarse únicamente a amar a Jesucristo.

Se propuso irse de monja Agustina. Pero el día en que fue a arrodillarse ante la imagen de la Virgen Santísima para pedirle que le iluminara si debía irse de monja ó no, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada. Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero él tampoco fue capaz de moverla de allí. Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y le dijo a Nuestra Señora: “Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desiste desde ahora de su idea”.

Tan pronto pronunció estas palabras quedó totalmente sin parálisis y se pudo levantar del suelo fácilmente.   Entonces vino a saber que la más famosa terciaria dominica es Santa Catalina de Siena (29 de abril) y se propuso estudiar su vida e imitarla en todo. Y lo logró de manera admirable. Se fabricó una túnica blanca y el manto negro y el velo también negro para la cabeza, y así empezó a asistir a las reuniones religiosas del templo.   Su padre fracasó en el negocio de una mina y la familia quedó en gran pobreza.

Entonces Rosa se dedicó durante varias horas de cada día a cultivar un huerto en el solar de la casa y durante varias horas de la noche a hacer costuras, para ayudar a los gastos del hogar.   Es difícil encontrar en América otro caso de mujer que haya hecho mayores penitencias. No las vamos a describir todas aquí porque muchas de ellas no son para imitar. Pero sí tenemos que decir que lo primero que se propuso mortificar fue su orgullo, su amor propio, su deseo de aparecer y de ser admirada y conocida. Y en ella, como en todas las cenicientas del mundo se ha cumplido lo que dijo Jesús: “quien se humilla será enaltecido”.   Una segunda penitencia de Rosa de lima fue la de los alimentos.

Su ayuno era casi continuo. Y su abstinencia de carnes era perpetua. Comía lo mínimo necesario para no desfallecer de debilidad. Aún los días de mayores calores, no tomaba bebidas refrescantes de ninguna clase, y aunque a veces la sed la atormentaba, le bastaba mirar el crucifijo y recordar la sed de Jesús en la cruz, para tener valor y seguir aguantando su sed, por amor a Dios.   Dormía sobre duras tablas, con un palo por almohada. Alguna vez que le empezaron a llegar deseos de cambiar sus tablas por un colchón y una almohada, miró al crucifijo y le pareció que Jesús le decía: “Mi cruz, era mucho más cruel que todo esto”. Y desde ese día nunca más volvió a pensar en buscar un lecho más cómodo.

Los últimos años vivía continuamente en un ambiente de oración mística, con la mente casi ya más en el cielo que en la tierra. Su oración y sus sacrificios y penitencias conseguían numerosas conversiones de pecadores, y aumento de fervor en muchos religiosos y sacerdotes. En la ciudad de Lima había ya una convicción general de que esta muchacha era una verdadera santa.   Desde 1614 ya cada año al llegar la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, demuestra su gran alegría. Y explica el porqué de este comportamiento: “Es que en una fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi redentor Jesucristo”. Y así sucedió. El 24 de agosto del año 1617, después de terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para siempre junto al amadísimo Salvador. Tenía 31 años.

Los milagros empezaron a sucederse en favor de los que invocaban la intercesión de Rosa, y el sumo pontífice la declaró santa y la proclamó Patrona de América Latina.-

Rosa de Lima: la más bella rosa que ha producido nuestro continente: no dejes un solo día de rezar a tu gran amigo Jesucristo, por este continente americano tan supremamente necesitado de las bendiciones de Dios.

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* NOTA: En el caso de santa Rosa de Lima, su vida ocurrió en el cruce de caminos de las tradiciones populares y la fijación normativa de las cuestiones relativas al culto. Así, a pesar de que murió un 23 de agosto, se la comenzó a celebrar el día 30 de agosto, ya desde el principio, posiblemente porque en ese día se haya trasladado alguna reliquia, o por algún otro acontecimiento semejante. Con esa fecha quedó inscripta en el breviario romano, pero cuando se relaizó su proceso canónico, se le asignó la fecha del 26 de agosto (no 23). Un siglo más tarde del proceso, cuando los Bolandistas publican, en 1745, sus “Acta Sanctorum”, erudito monumento al saber hagiográfico, ya nadie recuerda exactamente por qué se la celebra el 30 de agosto, así que dicen respectod e esta fecha: “en este día [es decir, el 30 de agosto] la recoge el breviario romano, pero nosotros seguimos la fecha del Calendario Romano [es decir, en ese momento, el 26]” (Acta Sanctorum, agosto, t. VI, pág 543).

Ya más tarde, la fecha del 26 de agosto, que ni era popular ni era la de su muerte, desapareció como fecha de celebración, y la inscripción en el calendario osciló entre el 23 y el 30 de agosto. El 23 por ser la propia, y el 30 por ser la arraiganda popularmente.

En la actualidad, con la reforma dle calendario litúrgico, se tomó la determinación de colocar su fecha litúrgica donde correspondería, es decir, el 23 de agosto, excepto en aquellos territorios donde el 30 de agosto sea tan tradicional, que no tenga sentido moverla, como ocurre en Perú y en muchas diócesis del continente americano.

Claves de este artículo: Fechas de las celebraciones, Historia del santoral,Santoral y Liturgia

 


 

Himno

 

Cuando, Señor, en quieta lontananza Se encienden los fulgores de este día, No dejes avivar nuestra esperanza, Atiende al corazón que en ti confía.

 

Van a pasar por manos laboriosas Los granos de un rosario de ilusiones, Acógelas, Señor, que son hermosas, Amor y don de nuestros corazones.

 

Mujer llena de Dios, oh Santa Rosa, Vivir para el Señor, para el Amado, Fue el ansia de tu amor, gracia divina, LLevada de su fuerza y de su mano.

 

No olvides los que vamos de camino Siguiendo en el desierto tus pisadas, Aboga ante el Señor favor divino, Seguir como seguiste sus llamadas.

 

Proclamen nuestros labios la grandeza Del Padre que en el Hijo nos dio gozo, Y, siendo nuestra herencia la pobreza, Nos colma de su amor el Fuego Santo. Amén

 

 

 

Dios nuestro, que impulsaste a Santa Rosa de Lima a apartarse de la vida del mundo por amor tuyo y a consagrarse sólo a ti, en la austeridad y en la penitencia, concédenos, por su intercesión, que sepamos seguir, en éste mundo, el camino que conduce a la verdadera vida, para que lleguemos a gozar del torrente de tus delicias allá en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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