Reflexión Cuaresmal

cuaresmaJUEVES DE LA QUINTA SEMANA DE CUARESMA

 

Leer textos: Génesis 17,3-9/ Salmo 104/ Juan 8,51-59

 

Reflexión:

Quien guarde mi doctrina no verá jamás la muerte.

 

“Quien guarde mi doctrina no verá jamás la muerte”. Esta frase desató una fuerte polémica entre Jesús y sus interlocutores en el templo de Jerusalén. Evitar el trago amargo de la muerte ha sido siempre, y será, un anhelo humano. Para los que escuchaban en ese momento a Jesús, era evidente que no se podía evitar la muerte; ni siquiera Abraham, el gran patriarca de Israel, el padre de muchas naciones, el que estableció la santa alianza con Dios, pudo evitar morir, como tampoco Moisés, Elías, Eliseo, y todos los profetas que vinieron después de ellos. ¿Cómo es que entonces llegaba Jesús de Nazaret y proponiendo una doctrina superior?

una vez más, en el estilo propio del evangelista Juan, el discurso de Jesús se presenta en dos niveles: uno teológico, de significado más profundo, y otro, que interpreta sus palabras de forma literal. Además, para empeorar todavía mas las discusión, Jesús dice: “Abraham, el padre de ustedes, se regocijo pensando en ver mi día”. ¿Cuál es este “mi día” de Cristo que Abraham deseó ver con gusto?. Aunque se menciona un día especifico, no solamente quiere decir eso, pues también puede referirse a una época (ver: Jn 14,20; 16,23.26). el deseo de Abraham de ver ese día, es el mismo al que hace referencia Cristo cuando dijo: “Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron” (Lc 10,24); es decir, quisieron ver el tiempo de la llegada del Mesías, del re prometido, del descendiente de David.

 

Y si Abraham vio ese día, ¿cómo lo vio? No se trata de una visión que Abraham, ¿cómo lo vio? No se trata de una visión que Abraham haya tenido, sino de la promesa de Dios en la alianza pactada con él. Al prometérselo que en su descendencia serían bendecidos todos los pueblos de la tierra, Abraham se alegró anticipadamente por el día en que esa promesa se cumpliría. Y el tiempo oportuno llegó con la venida de Cristo a este mundo.

 

Jesús está hablando en otro nivel, no en sentido literal y material; sería ilógico pensar que vivió en tiempos de Abraham, así como lo entiende el pueblo que lo está escuchando hablar. Pero esa férrea oposición dio lugar a una de las revelaciones mas sublimes y profundas de la persona de Jesús. Les dijo. “en verdad, en verdad les digo, que antes que Abraham existiese, YO SOY, “Yo existo”; es decir, se aplica el nombre de Dio (Yahvé) a si mismo; el nombre que Dios le reveló a Moisés cuando se les manifestó en la zarza ardiente en el libro del Éxodo (3,14). Tan claro fue en esta afirmación, que el pueblo cogió piedras para tirárselas. La lapidación era un castigo aplicado a los blasfemos (Lv 24,16), pero no pudieron apedrearlo porque “salió del templo”. No había llegado su hora.

 

¡Cuantas cosas podemos imaginar y decir acerca dela vida eterna! Jesús fue claro y preciso en su afirmación: “Quien guarde mi doctrina no verá jamás la muerte”. No significa que no debamos morir; pues ciertamente moriremos, pero conforme a nuestra fe, nuestro destino es la vida eterna. San Pablo dedica el capitulo 15 de su primera carta a los corintios para hablar de la resurrección de los muertos: “Nosotros resucitaremos porque Cristo resucitó; y si nuestra esperanza se reduce a lo de esta vida, seremos lo mas desdichados de todos los hombres”. ¿Creer en la vida eterna es vivir en la esperanza, activos, propositivos; manteniéndose en la lucha cotidiano de la vida. Es ver más allá del viernes santo, de la pasión y muerte de Cristo; es tener como meta el domingo de la resurrección.

 

Oración personal:

Deseo ser de los que guardan tu Palabra Señor y vivir en la esperanza de la resurrección que tu nos das. Que espere ese día con animo, gozo y alegría sabiendo que así me das vida y vida en abundancia. Así sea!

 

Propósito:

Hoy debemos evitar los pesimismos y reflexionar sobre la vida eterna como  una esperanza que nos anima a transformar positivamente nuestra realidad.

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