Evangelio Hoy

Martes de la trigésima semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 13,18-21. 

Jesús dijo entonces: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? 
Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas”. 
Dijo también: “¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? 
Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa”. 

Reflexionemos

Simeón el Nuevo Teólogo (c. 949-1022), monje griego
Himno 17

El Reino de Dios

Te mostraré claramente que es aquí abajo adonde debes recibir plenamente el Reino de los cielos, si quieres penetrar en él también después de tu muerte. Escucha a Dios que te habla en parábolas « ¿Con qué comparar el Reino de los Cielos? Es semejante, escucha bien, al grano de mostaza que tomó un hombre y lo tiró en su jardín, y éste creció y, en verdad, se convirtió en un gran árbol.» Ese grano, es el Reino de los Cielos, es la gracia del Espíritu divino, y el jardín, es el corazón de cada hombre, allí adonde el que lo recibió esconde el Espíritu al fondo de sí mismo, en los repliegues de sus entrañas, para que nadie pueda verlo. Y lo guarda con todo su cuidado para que crezca, para que se convierta en un árbol y se levante hacia el cielo.

Entonces, si tú dices: «No es aquí abajo, pero es después de la muerte que recibirán el Reino de los Cielos todos aquellos que lo habrán deseado con fervor», trastornas las palabras del Salvador nuestro Dios. Y si tú no tomas el grano, ese grano de mostaza, como él lo ha dicho, si tú no lo tiras en tu jardín, permaneces totalmente estéril. ¿En qué otro momento, sino ahora, recibirás la semilla?

Aquí abajo es que recibes las arras, dice el Maestro; aquí abajo, recibes el sello. Desde aquí abajo enciende tu lámpara. Si eres prudente, es aquí abajo que me convierto para ti en la perla (Mt 13:45), es aquí abajo que soy tu trigo, y como un grano de mostaza. Es aquí abajo que me convierto para ti en levadura y que hago crecer la masa. Es aquí abajo que yo soy para ti como el agua y me convierto en el fuego suavizante. Es aquí abajo que me convierto en tu ropa y tu comida y toda tu bebida, si tú lo deseas. Es eso lo que dice el Maestro. « Si de esta manera, desde aquí abajo me reconoces, allá también me poseerás inefablemente, y me convertiré en todo para ti.»

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