Buena Reflexión

Nadie es perfecto

 

Una vez el rabino Harold Kushner visitó un paciente que estaba a punto de morir, y le pregunto si estaba enojado con Dios.

 

“No”, respondió el hombre. “Muchas veces pensé que Dios me había abandonado. Pero estando aquí en el hospital, sentí su presencia.

 

“Cuando era Joven”, continuó el hombre, “creía que tenía que ser perfecto para ganarme el cariño de la gente. Así que cada vez que cometía un error buscaba excusas y culpaba a los demás. Y no me daba cuenta de que, al hacerlo, me convertía en alguien desagradable. Pensé que mis imperfecciones alejaban a la gente. ¡Que equivocado estaba! Uno no tiene que ser perfecto para ganarse el cariño de los demás. Ojalá lo hubiese sabido antes”.

 

Las palabras de un hombre al final de su vida nos enseñan una lección a todos, para cada día de nuestra vida.

 

Con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi cariño hacia ti. (Jeremías 31:3)

 

Solo tú, Señor eres perfecto. Quédate a mi lado, mientras corro el difícil camino de la vida. ¡Amen!

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