Evangelio Hoy

Viernes de la vigésima sexta semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 10,13-16.

¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió”.
Reflexionemos
  • San Agustín (354-430)

    obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia

    Discurso sobre los salmos, Sal. 49, §23

    «Quien les escucha a ustedes, me escucha a mi» (Trad. ©Evangelizo.org©)

    El que ha escuchado este versículo: «Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza» (Salmo 49:14), ha dicho: «Cada día, cuando me levante, me iré a la iglesia y cantaré un himno de la mañana; al final del día un himno de la noche y luego en mi casa, un tercero y cuarto himno. Así haré cada día un sacrificio de alabanza y me ofreceré a mi Dios». Es bueno hacerlo, si lo haces con verdad, pero ten cuidado de fiarte con lo que haces, y… teme que mientras tu lengua hable bien delante de Dios, tu vida hable mal ante él… Ten cuidado de vivir mal, hablando bien. ¿Por qué? Porque Dios dice al pecador: « ¿Por qué recitas mis mandamientos y guardas mi alianza en tu boca [tú que detestas mi enseñanza]?»(V. 16-17) miren con qué temor debemos hablarles… Ustedes, mis hermanos, que están seguros; si escuchan cosas buenas, Dios te escucha, independientemente de la boca que te habla. Pero Dios no ha querido dejar a aquellos que hablan, sin reprenderlos, para que no se duerman tranquilos, en una vida desordenada, diciéndose que hablan del bien, diciéndose a sí mismos «Dios no querrá que nos perdamos pues por nosotros él ha querido decir cosas buenas a su pueblo». Por lo tanto, ustedes los que hablan, quienquiera que sean, escuchen lo que les digo; ustedes que quieren ser escuchados, sean los primeros en escuchar… Ojalá pueda escuchar primero, ojalá pueda escuchar, escuchar mejor que todos «lo que el Señor Dios dice en mí, pues él hace oír palabras de paz a su pueblo» (Sal 84:9).

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