Evangelio Hoy

Martes de la segunda semana de Pascua

Evangelio según San Juan 3,7b-15. 

Jesús dijo a Nicodemo: ‘Ustedes tienen que renacer de lo alto’.
El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu”.
“¿Cómo es posible todo esto?”, le volvió a preguntar Nicodemo.
Jesús le respondió: “¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas?
Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.
Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?
Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto,
para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.

Reflexionemos

Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Poesía, Pentecostés 1942

«El viento no sabes de dónde viene ni a dónde va»

¿Quién eres tú, dulce luz que me llena

e ilumina las tinieblas de mi corazón?

Tú me conduces como la mano de una madre

y si me soltaras,

no sabría dar un solo paso.

Tú eres el espacio

que envuelve todo mi ser y lo cobija en ti.

Abandonado de ti, me hundiría en el abismo de la nada

de donde lo has sacado para levantarlo hasta la luz.

Tú, más próximo cercano a mí

que no lo estoy yo de mí misma,

más íntimo que lo más profundo de mi alma,

y sin embargo inalcanzable e inefable,

más allá de todo nombre,

¡Espíritu Santo, Amor eterno!

¿No eres Tú el dulce maná

que del corazón del Hijo

fluye en el mío,

alimento de los ángeles y de los bienaventurados?

Él, que ha pasado de la muerte a la vida

también a mí me ha desvelado desde el sueño de la muerte a una vida nueva.

Y día tras día

me sigue dando una vida nueva

la plenitud de la cual un día me inundará toda entera,

vida de tu vida, sí, Tú mismo,

¡Espíritu Santo, Vida eterna!

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