Miércoles de la vigésima octava semana del tiempo ordinario
Evangelio según San Lucas 11,42-46.
«¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas!
¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!”.
Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: «Maestro, cuando hablas así, nos insultas también a nosotros».
El le respondió: «¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!»
Reflexionemos
Isaac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul
Discursos ascéticos, 1a serie, n° 60
“¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables”
La vigilancia es de mayor ayuda al hombre que las obras exteriores… ¿cómo es posible que él haya despreciado las realidades materiales –- la relajación, la ira, la esclavitud del vientre –- sin haber adquirido la tranquilidad? A una separación obrada con discernimiento se acompañan: el no tener vínculos con las cosas, el ser sobrio en lo que respecta a la vida y el amor a los hombres. Si alguno soporta voluntariamente injusticias por Dios, él es puro en su interior (Mt 5,8). Si no desprecia a un hombre por sus llagas, él es verdaderamente un hombre libre…
No alimentes el odio hacia el pecador, porque somos todos culpables. Si, por amor de Dios, lo censuras, llora sobre él. ¿Por qué lo odiarías? Esto son los pecados que conviene odiar, rezando por él si quieres parecerte Cristo. Que lejos de indignarse contra los pecadores, rezaba por ellos (Lc 23,34)… ¿Cuál es pues, tú que sólo eres un hombre, la razón que te hace odiar al pecador? ¿por qué está exento de tu virtud? ¿Pero dónde está tu virtud, si faltas a la caridad?